
«También tenemos la palabra profética que es aún más firme. Hacéis bien en estar atentos a ella, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana se levante en vuestros corazones.» 2da Pedro 1: 19
VERDADES PARA UN MUNDO ASUSTADO
Casi todo el mundo está con miedo. Miedo de dar vuelta la última página de la historia y leer en grandes letras: FIN. Miedo de que las previsiones de los científicos, ecologistas y religiosos se concreticen de una vez. Miedo de ver nuestro planeta transformado en cenizas y condenado a girar, para siempre ¡en el espacio exterior! Teniendo en cuenta todos estos temores, ¿se justifica perder la esperanza? ¿Es razonable concluir que Dios no existe y que no hay nada más allá de aquello que podemos ver y tocar? Jesús sabía que nuestra generación estaría marcada por el miedo.
Él dijo: “Los hombres se desmayarán a causa del terror y de la expectativa de las cosas que sobrevendrán al mundo habitado, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.
Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube, con poder y gran gloria”. (Lucas 21: 26 y 27).
Los hombres están temerosos delante de lo que está sucediendo y en la expectativa de lo que sucederá. Nunca una generación estuvo tan inquieta, tan ansiosa como la nuestra. Hombres y mujeres están yendo de teoría en teoría, de especulación en especulación, de religión en religión. En busca de encontrar alguna razón para la existencia y la esperanza. No tenemos que vivir de un lado para otro, como un barco a la deriva en el mar de la inseguridad y del miedo. En medio de toda esta desesperación, existe un libro muy diferente: La Biblia. ¡Existe seguridad y esperanza en cada una de sus páginas! La Palabra de Dios ofrece una salida para nuestro dilema. Está llena de esperanza, nos revela un Salvador y presenta la cruz del Calvario como centro de un todo.
La Biblia ha transformado enemigos en amigos, asesinos en seguidores de Cristo, hombres imperfectos en hombres “según el corazón de Dios”, hombres débiles y vacilantes en valientes defensores de la cruz. Este es el libro que estudiaremos juntos. Pero, ¿cómo debemos estudiar la Biblia? Alguien puede decir: “no logro entender la Biblia. Con los evangelios no tengo dificultad, pero no comprendo mucho más allá de esto”. Otros sienten que el Antiguo Testamento es cansador. ¡Y qué decir del libro del Apocalipsis, con todos sus símbolos!
¿Qué tenemos que hacer? Todos podemos leer las Escrituras desde el comienzo hasta el fin. Podemos saber por nosotros mismos, lo que existe en ella. También es muy gratificante estudiarla por libros o capítulos separados. Pero si queremos descubrir lo que la Biblia enseña acerca de un determinado tema, hay un modo más práctico de hacerlo, Jesús lo demostró después de su resurrección.
Era domingo de tarde. Cristo se unió a la caminata de dos de sus seguidores por el camino a Emaús. Los discípulos no sabían quién era Aquél extraño y no podían imaginar que era Jesús. Compartieron con Él su desilusión, dijeron que Aquél, de quien pensaron que sería el Mesías, había muerto como cualquier otro hombre. Sentían que habían sido engañados. Entonces Jesús “…comenzando por Moisés y todos los profetas, les explicó lo que estaba escrito acerca de Él en todas las Escrituras” (Lucas 24: 27). El Salvador quería que aquellos hombres entendieran que Él era quien afirmaba ser. Quería que entendiesen que había venido para morir en nuestro lugar.Jesús utilizó varios textos de los escritos de Moisés y de los profetas que lo señalaban como el Mesías. Ese era el método de estudiar y enseñar las Sagradas Escrituras. Para tener una mayor comprensión de la verdad bíblica, necesitamos utilizar el método de Jesús, es decir reunir la mayor cantidad posible de versículos que tratan un determinado asunto y así tendremos una mayor facilidad de descubrir la verdad acerca del mismo.
La Biblia surgiere un método simple, directo y seguro de estudiar. Este método seguro consiste en dejar que la Biblia, sea quien se explique a sí misma. La mejor manera de atender sus mensajes es juntar todo lo que los varios escritores dicen de un determinado tema, “precepto por precepto, línea sobre línea, un poco aquí y un poco allá”. (Isaías 28: 10)¿Qué es un precepto? Es una declaración de la verdad, una orden o una orientación para nuestro entendimiento y comportamiento. De este modo, si un texto no nos deja una idea muy clara, otros pasajes lo explicarán. Por ejemplo, podemos no entender una declaración hecha por Pablo, pero si la unimos a lo que Pedro y Santiago dicen del mismo asunto, podemos clarificar el concepto. Puede existir algún versículo que jamás lo entenderíamos al leerlo aislado, pero si lo comparamos con otros del mismo tema, resulta ser fácilmente entendible.
Suponga que usted está junto a un católico romano sincero, a un buen amigo metodista y a un fiel bautista. El católico entenderá un versículo de modo diferente que el metodista, que a su vez, tendrá otra comprensión que el bautista. Entonces, ¿cuál de los tres está en lo correcto? ¿Cuál de los tres entiende la verdad acerca de un texto? Piense por un momento. ¿Será el bautista fiel? ¿El metodista amigable? ¿El católico sincero? ¿Quién está en lo cierto? ¿Qué es lo que usted diría? Los tres están leyendo el mismo versículo, pero cada uno, debido a su perspectiva modelada por su doctrina, ve el mismo pasaje de modo diferente. Por lo tanto el método que Jesús utilizó, el que está propuesto en la Biblia, resuelve este problema.
Nunca fue el plan de Dios que la verdad Bíblica fuese descubierta con el estudio de un único versículo aislado de su contexto, ni que estudiemos la Biblia basados sólo en nuestra vivencia denominacional. En lugar de esto, debemos verificar, comprobar nuestras creencias y descubrir las claras enseñanzas de las Escrituras, uniéndolas a lo que sus varios autores dicen al respecto de un determinado asunto. Cuantos más pasajes alineamos, en cuanto a un mismo tema, más segura será su interpretación. Existen pasajes que, al tomarlos aisladamente, presentan dificultad de comprensión. Algunas personas argumentan y especulan al respecto, tratando así de „torcer‟ los textos para que digan lo que ellos quieren.
Así es muy fácil equivocarse, pero si usamos el método que Jesús utilizó, estaremos seguros. Algunos, por mucho tiempo, han intentado entender la Biblia por sí mismos, pero no saben cómo proceder. ¿Siente usted que necesita de la ayuda de un profesor en quien pueda confiar? Pero, ¿quién podría tener la imparcialidad necesaria? Existen tantas iglesias, tantas creencias, tantas voces y todos afirman estar en lo correcto, ¡pero con tantas contradicciones! Entonces usted se detiene y piensa: “Si estudio la Biblia con uno de mis amigos católicos, seguramente me convertiré al catolicismo, pero si busco un presbiteriano como instructor, las evidencias presentadas seguramente serán igualmente convincentes. ¿Y si mi instructor bíblico fuese testigo de Jehová o mormón? También ellos son convincentes… Entonces ¿a quién elegir como instructor? ¿Dónde encontrar la verdad?”Es fácil entender cómo se siente. En la Biblia encontramos una promesa de Jesús
que trae tranquilidad a todos los que se sienten así: “Si alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta”. Juan 7: 17. ¡Esta es una hermosa promesa! Todo aquel que desee conocer la voluntad de Dios, y esté dispuesto a cumplir esta voluntad, no será engañado. Reconocerá la verdad y también el error. ¿Ahora se siente más confiado? Puede probar todo lo que oiga, todo lo que escuche, todo lo que lea con este método, y haciendo esto, no tendrá como equivocarse.
Existen muchas cosas emocionantes por delante, y esto no es una exageración, porque la verdad para el fin del tiempo, es realmente asombrosa: “Por eso, siempre habré de traeros estas cosas a la memoria, aunque vosotros las sabéis y estáis afirmados en la verdad que está presente en vosotros”. (2 Pedro 1: 12). Pedro dice “en la verdad que está presente” porque la verdad es hoy. Y la verdad que necesitamos conocer si queremos estar preparados para lo que vendrá por delante es para nuestros días, los días más importantes en toda la historia, cuando el tiempo se está agotando, y el destino de cada hombre, mujer y niño se está decidiendo. ¡Jesús está volviendo!
Existe una verdad especial para la más significativa de todas las horas. Dios no se olvidó de nosotros y tiene un mensaje importante que está en la Biblia, en Apocalipsis 24: 6 al 12: “Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra: a toda nación y raza y lengua y pueblo”, (versículo 6).
Este mensaje es llamado como “el evangelio eterno”, no es algo nuevo o extraño, ni algo que el hombre haya inventado. Es el mismo evangelio que encontramos en todo el Antiguo y Nuevo Testamento, sólo que es dado con un nuevo énfasis para esta época en particular. Es una verdad contemporánea para la era precaria en que vivimos y se refiere a cuestiones de vida o muerte. Este mensaje es tan importante, tan urgente, que debe ser y está siendo llevado a todas las naciones, lenguas y pueblos alrededor del mundo.
El versículo 7 dice: “Decía a gran voz: „¡Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Adorad al que hizo los cielos y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”. ¿Qué mensaje es este que recorre a gran voz por todo el mundo? Temer a Dios, no es sentir pánico, es reverencia, respeto. Es honrar, adorar es colocar a Dios en primer lugar y así darle gloria. No a nosotros mismos, a nuestras realizaciones, a la tecnología. Y ¿por qué este mensaje es tan urgente? Porque queda poco tiempo.
Llegó la hora del juicio de Dios. En este período final del tiempo, Dios nos pide que adoremos al Creador, a Aquél que hizo el cielo y la tierra. ¿Es eso que hace esta generación? ¿Los estudiantes en los grandes centros de aprendizaje, son enseñados a adorar a Dios como Creador? ¡No! Aprenden a reverenciar las largas tesis de la casualidad y de las transformaciones. Cuando el Creador dio las revelaciones del Apocalipsis al apóstol Juan, ya sabía lo que era necesario para hoy.
Porque desde el pasado, Dios ya sabía que esta generación negaría su acción de Creador. Por esto Él llama nuestra atención para que lo adoremos. ¿Podría haber un mensaje más apropiado?
En el versículo 8, encontramos el mensaje del segundo ángel: “¡Ha caído Babilonia!” Símbolo del falso culto, que se hizo irremediablemente corrupto.Seguidamente el mensaje del tercer ángel, que se encuentra en los versículos 9 al 11, es una advertencia solemne contra la falsa adoración. Es una de las advertencias más serias encontradas en todas las Escrituras.
Estos mensajes, simbolizados por tres ángeles volando en medio del cielo, son los últimos llamados de Dios a la raza humana. ¿Pero quién dará estos mensajes? ¿A qué personas Dios confiará mensajes tan importantes, tan vitales, que todo hombre, mujer y niño en todo el mundo deberá oír? Encontramos una pista en el versículo 12: “¡Aquí está la perseverancia de los santos, quienes guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús!”
Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, evidentemente, pertenecen uno al otro. Puede parecer coincidencia, pero en Apocalipsis 12: 17 encontramos casi el mismo mensaje y es, si dudas, una señal de identificación. ¿Cómo sabremos si ese es el pueblo de los últimos días y que los mensajes de los tres ángeles son para el tiempo del fin? El primero de los tres ángeles anuncia que la hora del juicio de Dios ha llegado.
Jesús dijo que el juicio vendría al final de los tiempos, por lo tanto esto lo convierte en un mensaje actual. Sabemos de esto a través de los mensajes simbolizados por los tres ángeles que siguen, casi inmediatamente, en los versículos 14 y 16, describiendo al Señor Jesús descendiendo del cielo para segar la tierra:
“Y miré, y he aquí una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado uno semejante al Hijo de Hombre. Tenía en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. Y otro ángel salió del templo, gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: „¡Mete tu hoz y siega! Porque ha llegado la hora de segar, porque la mies de la tierra está madura”, (versículos 14 y 15). Jesús dijo que la cosecha es el fin del mundo y los segadores son los ángeles (Mateo 13: 38 y 39). La segunda venida de Cristo, que se dará poco después de los mensajes del fin de los tiempos, es el glorioso clímax. Esta es la esperanza de todo cristiano.
El último llamado de Dios para este planeta rebelde fue y está siendo compartido con todos. Vivimos en una hora emocionante, cuando los sonidos del retorno de Jesús ya están muy próximos de nosotros. Todo lo que sucede, sea un incendio catastrófico, un terremoto, un volcán en erupción, una inundación devastadora o una amenaza de guerra está diciendo sólo una cosa: ¡Jesús vendrá en breve! Nuestra reacción frente a esta verdad, dependerá enteramente de nuestra relación con el Señor Jesucristo. Si lo hemos rechazado, el sacrificio que Él realizó en la cruz será en vano y su regreso no será bienvenido. Pero si por el contrario hicimos de Él nuestro Amigo y Salvador, los sonidos de su venida serán la confirmación de que la vida eterna es una realidad.
Mi compromiso
Decido estudiar la Biblia diariamente y poner en práctica sus enseñanzas.
01_VERDADES PARA UN MUNDO ASUSTADO
02_DONDE ESTA DIOS CUANDO LLEGAN LAS TRAGEDIAS
03_LA ESTRATEGIA DE LA REBELIÓN
04_MILAGRO DEL NUEVO NACIMIENTO
FUTURO
16_LOS BRAZOS ABIERTOS DE DIOS